sábado, 25 de julio de 2015

Surrealismo de escritorio y balcón

Tener que estudiar en julio y con estas temperaturas no es del todo de ensueño. Y, hablando de sueño, estás que te caes por los suelos de lo poco que llevas dormido esta semana.

Que en la biblio pongan sofás y ordenadores Mac,
y otras tantas cosas que sabes que no funcionarían en España
Parece ser que te viniste un poco arriba cogiendo créditos este semestre y eso se nota. Supongo que por un momento te creíste alemana y, vaya,  va a resultar que no lo eras (Ni te apellidas Müller ni eres de Baden-Württemberg).Pretendías entenderlo todo a la primera y eso no se puede.  Has aprendido que aceptar tus limitaciones es también parte del Erasmus.

Miles de fotos de gente poniéndose morena en la playa o dándolo todo en un festival, y tú por aquí, dándole al café y visitando la nueva biblioteca (que, sea dicho, es muy genial).

A veces te das cuenta de que has descuidado a personas importantes y que ha faltado algún que otro intrascendente “¿qué tal?”.  También empiezas a ser consciente de que esta experiencia se está acabando. Aún te quedan un par de exámenes, un viaje a Berlín y unas cuantas fiestas, pero tu agenda se ha quedado literalmente sin páginas.
Eiskaffee,
o forma de alegrarme el día

Por suerte, nunca es tarde para intentar aprender cosas nuevas ni para descubrir curiosos atajos en tu residencia. Tus alemanes te cuidan bastante.

El café con helado de vainilla siempre ayuda a adoptar otro punto de vista. Tartas caseras, música inspiradora y algo de alcohol (que en tu resi haya una máquina expendedora de cervezas tiene sus ventajas). Fotos en la pared y el plan de un viaje a España en la ventana de la cocina.




Chaos und Ordnung


Y pluie d’été…Resulta que lo de bailar bajo la lluvia no es sólo cosa de las películas. Vuelve a ser posible respirar. Sinsentidos necesarios.

"…la pluie, l'été, balayant la poussière immobile, fait à l'âme des êtres comme une respiration sans fin…" (L'élégance du hérisson) 

sábado, 11 de julio de 2015

Surrealismo de ayer y de hoy

Si juntas la visita de una gran amiga con una ola de calor, el surrealismo vuelve a estar asegurado.  Pero vayamos por partes:

Los Bächle y sus leyendas
Cuando piensas en la palabra “ola de calor” en Alemania te imaginas a unos cuantos alemanes agobiados porque hace 30 grados. Error. Gran error. Julio, 2 de la tarde, 40 grados en la calle. Dar clase a esas horas sin aire acondicionado ni un mísero ventilador.  Ir por los bares casi mendigando porque le pongan hielo a la bebida (hielo que tras muchas súplicas te dan como si fuese oro). Calor en la calle, calor en la universidad, en el tranvía y en tu casa. Que todos te digan que como española deberías estar acostumbrada. Explicar que en tu ciudad natal hace incluso más calor, pero que todo está preparado para soportar esas temperaturas.

Por suerte el calor es la excusa perfecta para alimentarse a base de helados, fruta y yogur.  Ríos, lagos, piscina o hasta meter los pies en los “Bächle” (una especie de mini-canales o arroyuelos que hay por las calles del centro) se vuelven necesidades acuciantes.


                Fruchtbecher,
       receta para sobrevivir 
            a una ola de calor   
Volver a salir juntas por ese mismo país, pero más de tres años después, da para mucho. Imposible no recordar esa semana en Berlín en la que nos creíamos mayores. Creo que fue por entonces donde creamos nuestro peculiar concepto de “surrealismo”. Esa seguridad y esas ganas de comerse el mundo, y, a la vez, esa ingenuidad. Ahora, al salir de fiesta, no podéis evitar pensar que sólo hay críos en las discotecas. A veces olvidamos que nosotras en su día también lo fuimos.

Hemos crecido y no hay nada como una conversación de terraza para llegar a la inminente conclusión: Tal y como escribió Pablo Neruda:
 Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos


Weinfest, recordando e improvisando

Y es que tampoco podemos pretender serlo. Las situaciones cambian y nos moldean. No es mejor ni peor, simplemente distinto.

Pero siempre quedan las visitas al Weinfest y las barbacoas en pueblos más perdidos que tu Littenweiler. Música, improvisación y surrealismo.

¿Y ahora? Ahora te toca estudiar.  En pleno julio y por las noches. Como siempre al descompás del resto del mundo.