martes, 4 de noviembre de 2014

Entre el Wanderlust y la necesidad de rutina


Y, casi sin darte cuenta, has pasado el primer mes en tierras germanas; y eso significa que es hora de hacer balance.

Y el resumen de ese balance sería la palabra aprendizaje. Porque aquí aprendes muchas cosas, la mayoría de ellas a base de errores. Aprendes que si no te abrigas lo suficiente, te resfrías (sí, soy un genio). Aprendes que, si no te organizas las compras, te puedes ver un domingo con todo cerrado y la despensa vacía. Aprendes que si pierdes el tren, te quedas dos horas tirada en la estación (podría ser una bonita metáfora de la vida, ¿no os parece?). Y muchas más cosas. En definitiva, aprendes. Porque no te queda otra. Porque ya era hora.

Vistas de Friburgo desde el Schlossberg,
la caminata mereció la pena,

¿nueva metáfora?
Por su parte, la ciudad ha dejado de serte tan extraña y, aunque a veces sigas llegando tarde a los sitios (aunque quién sabe, a lo mejor un día de estos aprendes también a ser puntual), te empiezas a conocer los horarios y las conexiones de trenes. Supongo que debido nuevamente al aprendizaje de esas surrealistas y gélidas esperas en la estación.

Pero conocer la ciudad no es sinónimo de aburrimiento, sino más bien de todo lo contrario. Empiezas realmente a disfrutarla, a fijarte en los detalles, a descubrir vistas y rinconcitos preciosos. Y es que Friburgo es una de esas ciudades que tiene un je ne sais quoi que enamora.

Strasbourg, beauté à la française

Conocer la ciudad (lo cual no significa que vayas a dejar de perderte o de querer perderte) también te lleva a querer explorar nuevos lugares. Y el hecho de que Friburgo esté a media hora de Francia se convierte en la excusa perfecta. Estrasburgo y Colmar, cada una en su estilo y tamaño, han sido los lugares que, hasta ahora, he visitado de la vecina Francia. Y, como no, regreso encantada y con ganas de más. Ya hay proyecto de viaje a Múnich (München para que no nos peguen los germanoparlantes) y a ver lo que sale.

Y, mientras tanto, aquí sigo en mi Littenweiler querido, con muchas ganas de seguir conociendo mundo, con esa sensación de Wanderlust (una de mis palabras favoritas en alemán y que viene a significar algo así como deseo o ansia de viajar y explorar mundo) entremezclada con la necesidad de poner también un poco de orden y rutina en mi vida. Menuda contradicción. Mientras averiguo si ambas son compatibles, aquí dejo, por si ayuda, a Hermann Hesse:


          "Mir ist besser, zu suchen und nie zu finden,
Statt mich eng und warm an das Nahe zu binden..."

                                                      Hermann Hesse






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