lunes, 6 de octubre de 2014

Del estrés a la calma


Y tras tanto esperar llegó el día. Tras una noche muy corta, llena de despedidas y de  problemas para cuadrar el peso de las maletas, cogí ese avión a Basilea (Suiza).

La cara y estresante Basilea,
a la que pese a todo pretendo volver un día
 Y tras un vuelo entre cabezadas empezaron los problemillas y malentendidos que tanto me caracterizan. El resumen en pocas palabras sería: móvil que no funciona, señora cargante, maletas pesadas y francos suizos. Aunque no lo parezca  estos términos inconexos tienen bastante sentido. Digamos que tuve que acabar comprándome una tarjeta sim suiza (entre ésa, la alemana y la española parece que las colecciono o algo) y que en Suiza te cobran hasta por respirar (y además lo hacen en francos suizos y se inventan los tipos de cambio).




En fin, al menos entre tantas vueltas pude ver un poco de Basilea y pararme en un parquecito a tomar algo (el típico bocadillito de jamón que toda madre que se precie manda a su hijo como salvavidas en un viaje).

El estrés por fin acabó cuando, tras haber temido perder mi conexión de tren, llegué sana, salva y tras más de doce horas de viaje a Speyer. a la casa de mi amiga. Allí conocí a sus famosos abuelos andaluces, unos señores adorables adictos a “Juan y medio”, y al resto de su familia (que son muy acogedores).

Catedral de Speyer,
enorme
Estos días he estado conociendo la región (Rheinland-Pfalz y Baden-Württenberg) y probando los productos típicos y el vino Riesling (¡por fin una región más vinícola que cervecera!). Deidesheim, Hockenheim y Heidelberg (que es una auténtica preciosidad), sin olvidar Speyer y su gigantesca catedral.

Heidelberg desde un castillo,
buenas vibraciones







Y sobretodo estoy hablando (y escuchando) mucho mucho alemán. En la calle, en el cine, en la tele, en la casa (aunque allí hablo más bien Speuch, lo que viene siendo una mezcla de español y alemán). Y eso se nota, aunque a veces tarde en pillar las cosas, pero poco a poco.




Esta primera e improvisada etapa del viaje está siendo muy buena y , aunque son fechas un tanto especiales para no estar con la familia, estoy realmente ilusionada. Mañana toca otro largo trayecto hasta Friburgo, a ver lo que me espera allí.

Ah, mirad lo que he encontrado en un escaparate:



Casualidades que nos gusta recolectar...


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